Diciembre puede ser una locura. Entre el tráfico, las compras, las cenas y los miles de pendientes, es fácil sentir que la vida está fuera de control y todo es un caos. Pero déjame decirte algo: cómo empiezas tu día lo cambia todo. Por eso quiero compartirte algunas cosas que yo he puesto en práctica y me han ayudado mucho para no perder la calma y que todo mi día fluya mejor.
1. Todas las mañanas agradece
Empieza tu día agradeciendo. No tiene que ser un ritual complicado, solo cierra los ojos y piensa en tres cosas por las que estás agradecida hoy. Puede ser algo tan simple como el poder despertar o por poder bañarte con agua caliente. Esto no solo te pone de buenas, también te ayuda a ver todas las bendiciones de Dios incluso en días complicados.
2. Toma un momento para conectar con Dios
Yo sé, las mañanas son una carrera contra el tiempo. Pero intenta tomarte unos minutos para hablar con Dios, leer algún devocional o simplemente estar en silencio. Créeme que eso hace toda la diferencia en tu día, cuando yo no tengo esos momentos de verdad siento que todo mi día es un caos, nada me sale bien y me enojo por todo. Pero cuando paso este tiempo con Dios, mi perspectiva de ver las cosas cambia, te sientes con tanta paz que, aunque el mundo se esté cayendo, nada más importa.
3. Sal a caminar por lo menos 20 minutos
No sabes la diferencia que hace esto en mis días. Hay veces que antes de conectarme a la computadora y perderme en mil pendientes, necesito tomarme un tiempo en el que nada tecnológico me distraiga. Así que sí, soy intencional, dejo el celular y me salgo a caminar. Es un momento para respirar y reflexionar en calma. A veces también me pongo un podcast, lo que me ayuda a sentirme más activa y lista para enfrentar el día.
4. Planea tu outfit con intención
¿Sabes lo que dicen? Cómo te vistes influye en cómo te sientes. Escoge algo que te haga sonreír cuando te mires al espejo. Tu suéter favorito, unos jeans que te hagan sentir segura, o incluso un par de aretes que te dan toda la actitud. Esos pequeños detalles suman más de lo que crees.
5. Desayuna bonito (y rico)
No estoy diciendo que prepares un banquete o hagas cosas complicadas, pero sí algo que te haga feliz. Puede ser una fruta fresca, un pan tostado con mermelada o un té calentito. Pero hazlo lindo, aunque estés desayunando un plato de cereal y sola. Elige tus mejores platos, tu taza favorita, y disfruta el momento. Porque he aprendido que lo que elijas para ti, incluso en los detalles más pequeños, es un reflejo de reconocer tu valor.
Tal vez al principio pueda parecer abrumador el hacer todos esos cambios mañaneros, pero empieza con cosas pequeñas y verás como todo se convierte en una rutina de manera natural. Así que termina el año de la manera en que quieres empezar el próximo y haz que cada mañana de diciembre sea especial para ti.
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