¡Hello lovelies! 

Hoy amanecí extrañando escribirles por aquí, quería sentarme y tomarme un tiempo para poder poner mi cabeza en orden y compartirles algunas de las cosas que últimamente he estado pensando. 

Hace poco empecé a leer un libro acerca del propósito de la mujer, cómo romper con tus miedos y revolucionar tu vida. Debo de decir que ha sido un reto para mi porque más allá de ser un libro de revelación, muchos de los capítulos han sido prácticos con muchas preguntas incomodas que me han llevado a los lugares de mi persona que personalmente nunca entro porque me parecen incomodos.

Uno de los capítulos habla sobre algunos hábitos que formamos consiente o inconscientemente que nos detienen en nuestro crecimiento y una de las principales preguntas es ¿Qué haces cuando ya sabes qué no debes de hacer, pero sigues haciendo lo mismo o no haces nada? 

La primera vez que leí esta pregunta en el libro hasta me espanté de lo preciso que fue para mi, tuve que parar y preguntar "¿Dios, qué me quieres decir?" porque no era la primera vez que veía esa pregunta, anteriormente ya me había preguntado lo mismo, es una larga historia, luego les puedo explicar porque, pero ¿te ha pasado? 

Ya sabes que necesitas cuidar más de tu salud pero sigues comiendo como te plazca sin hacer ejercicio, o ya sabes que en la relación en la que estás es un ambiente muy toxico que tienes que dejar pero sigues permaneciendo ahí. 

Al principio para mi la respuesta era fácil; cambias y ya, pero cuando realmente experimenté este proceso que si lo pudiera describir es como sentirse atrapada en una casa de espejos. 

La realidad es que no importa cuantas personas hacen ver el cambio tan fácil, hay  hábitos tan tóxicos que se vuelve un reto hacer algún cambio.  

Les platico esto porque creo que Dios ha puesto en nosotros cosas únicas que está esperando a que podamos llegar al máximo potencial de nuestro crecimiento, en disciplinas, estrategias, creatividad, relaciones, y profesión, algo que he aprendido es que todo ya está en nosotros, hay cosas contenidas que han estado esperando a que florezcan y podamos llegar a ser las personas que realmente Dios creó que fuéramos. No importa cuantos logros has tenido o que tan exitoso seas, si estás vivo es porque hay algo mayor que está esperando a ser producido en ti. 

Una de las palabras que Dios me ha dado es que el proceso de mi transformación sería como de una mariposa, me gusta mucho ese concepto porque todos lo conocemos como algo bonito, pero hay una parte muy interesante en ese proceso que es un poco desagradable. Cuando la mariposa esta en su capullo como oruga, la oruga comienza a digerirse por si sola, empieza a liberar enzimas que comienzan a licuar a toda la oruga, así es, se vuelve completamente líquida. Automáticamente pude reconocer esta temporada en mi vida, en dónde hay muchas coas de mi persona en carácter, en hábitos en fortalezas mentales, personas, aun el pasado que necesito desechar y licuar para poder evolucionar. También he aprendido que este proceso es algo que lleva tiempo, no es de la noche a la mañana, la evolución es gradual. Aquí es en donde digo al que le quede el saco que se lo ponga, “You feel me?”

Todo esto es para recordarme a mi misma y compartirles, que hay mucho más en ti que puedes lograr, no te pongas presiones innecesarias de ver el cambio o el crecimiento rápido, todo es gradual, no necesitas saber todo para entonces actuar, pero eso si todo comienza con una iniciativa de pasos chiquitos y constantes. Más adelante hablaremos de cómo romper con las mentiras que te limitan a responder la pregunta ¿Qué haces cuando ya sabes qué no debes de hacer, pero sigues haciendo lo mismo o no haces nada? 

Si quieren indagar más para sacar su máximo potencial, les comparto el libro: 

Woman Evolve - Sarah Jakes Roberts

Con cariño, 

Irene